INAH restaura el mobiliario regalado por Napoleón III a Maximiliano

Un conjunto de sillas y sillones que son parte del mobiliario del Alcázar del Castillo de Chapultepec, en cuya tapicería se aprecian pasajes de las fábulas de Jean de la Fontaine, es intervenido por especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Las 14 sillas y sillones de la Sala de Pianos, obsequiados alrededor de 1865 por el emperador Napoleón III al archiduque Maximiliano de Habsburgo, lucen en sus asientos y respaldos una bella decoración vinculada con la obra del célebre fabulista francés. También se atienden nueve piezas de la Sala de Lectura que poseen la misma decoración.

El lujoso mobiliario, que actualmente se exhibe en ambos espacios del Museo Nacional de Historia (MNH), presuntamente fue utilizado en recepciones que ofrecieron el emperador Maximiliano y el presidente Porfirio Díaz, durante su estancia en el Castillo de Chapultepec.

Se trata de piezas estilo rococó, elaboradas en Francia por la tapicería artesanal de Aubusson, arte que fue inscrito en 2009 en la Lista Representativa de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

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El juego de la Sala de Pianos, también llamada de Gobelinos, tiene un sillón borné (circular),  un canapé (sillón largo), seis sillas y seis sillones individuales de madera europea e incrustaciones de metal, y tapicería tejida con hilos de algodón, lana y seda.

La Sala de Lectura incluye cuatro sillas, cuatro sillones individuales y un canapé. Su manufactura es sencilla, con telas de mayor grosor y sin acabados metálicos.

Ambos mobiliarios, resguardados en esta colección institucional, son considerados únicos en el país, y sólo existen escasos ejemplares en Europa y Estados Unidos.

Las restauradoras Verónica Kuhliger y Laura García Vedrenne, adscritas al Museo Nacional de Historia, plantearon un proyecto de conservación que incluye una reproducción digital; los tapices muestran falta de brillo y color, además de pérdida de hilos en la urdimbre y en la trama, ocasionados por el paso del tiempo y factores medioambientales.

En 2015, expertos del MNH, en colaboración con la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía (ENCRyM) y la Escuela de Conservación y Restauración de Occidente (ECRO), limpiaron las maderas y metales, y aspiraron los tapices. El fotógrafo del INAH, Omar Dumaine, digitalizó las escenas de La Fontaine de los muebles de las dos salas.

El objetivo es que las imágenes digitalizadas se impriman sobre una tela sintética que cubrirá la original sin dañarla; “será una especie de cápsula del tiempo que servirá para el mejor resguardo y protección de los tapices, que también contarán con una interfase de algodón”, señaló Kuhliger.

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