Vigilar y orar la mejor opción para no caer en la tentación; Mons Pedro Pablo

1. La tentación es una resbaladera que si das el primer empujón y te sueltas hacia abajo, va a ser muy difícil que te frenes a la mitad del camino y no caigas en el hoyo. Vigila y ora para que no caigas en la tentación. Este es el consejo más sabio y  más bueno que podemos escuchar de Jesucristo para no engañarnos y caer en la tentación. ¿Qué es vigilar? Es darse cuenta de que hay peligros y ocasiones que nos pueden llevar a pecar. Darse cuenta que hay cosas que nos acechan, que nos tientan y que debemos evitarlas. Vigilar es no dormirse o hacerse el disimulado sino estar alerta y evitar las ocasiones de pecado.

2. No te expongas a la tentación. Si tú sabes que alguna persona te puede hacer pecar, no te acerques a ella, no te expongas a la ocasión. Si tu pie es ocasión de pecado, córtatelo. Si sabes que hay lugares donde puedes pecar, no camines, corta el camino al pecado, corta el pie de dar el paso y no te metas en problemas. Hay lugares, personas, objetos y acontecimientos que son o pueden ser ocasión de pecado. “Si tu mano es ocasión de pecado córtatela”. Si tú sabes que tocando o acercándote a tocar vas a caer, córtatela, contrólate, sepárate, aléjate para que no caigas en pecado. Si tientas vas a caer, no te engañes pensando que no va a pasar nada.

3. La tentación al inicio es fácil sofocarla. La tentación es como un cerrillo encendido que cae en la maleza de un bosque seco y comienza la chispita a crecer poco a poco. Si no se controla a tiempo pronto arderá en llamas todo el bosque.

Al inicio podemos ponerle el pie, aplastar la llama y sofocar el posible incendio. Si por el contrario dejamos que corra, al rato será un incendio de grandes proporciones y difícilmente podremos apagarlo.

Pidámosle al señor en la oración insistente que no nos permita engañarnos y hacernos los disimulados cuando comienza la tentación.

Que caigamos en la cuenta del peligro que amenaza nuestra vida de gracia y amistad con El. Que no dialoguemos con la tentación sino que la rechacemos con valentía y firmeza como lo supo hacer Él. “Apártate de mi Satanás”.

iglesia-ecología

Botón volver arriba