Quintana Roo puede salvar a Quintana Roo, escribe Luciano Nuñez

QUINTANA ROO PUEDE SALVAR A QUINTANA ROO

Los Puntos Cardinales de  Luciano Núñez

“Al fútbol, sólo lo puede salvar el amor al fútbol…Construíte una cancha”, le dice Diego Armando Maradona a un Noé contemporáneo que mira en un periódico cómo naufraga el balompié, sumido en escándalos de corrupción y manejos oscuros; muy lejos de la luz que debe ser un deporte. Iluminado por ese Dios de la zurda inmortal, el hombre se adentra a la misión místico-futbolera de armar un estadio; así como dicen los textos bíblicos que lo hizo el patriarca del Génesis cuando venía el diluvio anunciado por Yahvé. El final de la historia es conocido: el aguacero duró 40 días y 40 noches y la embarcación salvó a cientos de especies de morir bajo las aguas.

Más allá de lo anecdótico, de lo urgente y lo inmediato; de las circunstancias que se sucedieron durante los últimos dos sexenios de Quintana Roo, sería importante pensar qué necesita el gobernador entrante, Carlos Joaquín González, el gestor que espera la ciudadanía salve a nuestro Estado construyendo una “nueva arca” que soporte las embestidas que se vislumbran: elecciones en Estados Unidos, precio del dólar, incrementos de gasolina, y una economía mundial que se resquebraja con la salida de Inglaterra de la Unión Europea.

Sin ninguna duda, el electorado ha cifrado en el político entrante su confianza al ungirlo como nuevo mandatario, pero más que eso, ha depositado su fe en él, que es diferente a confiar. Decía un viejo profesor que la fe no sólo es religiosa: podemos depositarla en un amigo, en alguien que ha dado muestras para ello, ciertamente. Confiamos en lo que vemos, ponemos nuestra fe en algo que no vemos pero creemos y, más allá, está la fe religiosa, decía este profesor, es creer dos veces sin ver.

En este caso, me concentraría en la fe a secas. Empezamos por resumir que la deuda estatal ronda los 25 mil millones de pesos; por ello necesitará, por ende, apretar el cinturón a gastos superfluos o prescindibles, al menos por ahora.

Se ha señalado desde la oposición a un buen número de responsables de usar dineros públicos para asuntos privados; habrá que poner orden y dar argumentos a la justicia para que actúe; eso sí, con una mano imparcial, que pueda resarcir lo que haya que resarcir, y que paguen los daños ocasionados, conforme al Nuevos Sistema de Justicia Penal.

Además de imponer una nueva dinámica en el ordenamiento económico y social, sería imperioso que el gobernador electo pudiera encauzar esa fe en construir un nuevo estado de ánimo, en cambiar el humor y establecer un nuevo pacto social; lejos de los revanchismos está la sociedad que anhela un estado de bienestar, donde todos podamos tener acceso a la salud de calidad, educación universal, servicios públicos a precios razonables y seguridad para vivir dignamente.

En Estados Unidos, Franklin Roosevelt, propuso un Nuestro Contrato (New Deal) con el que sacó adelante la economía después de la Gran Depresión del 30. En este comienzo, ojalá podamos todos aportar nuestras ideas, nuestras plumas, nuestro empuje y, claro está, toda nuestra fe en este nuevo comienzo. Y así, Quintana Roo puede salvar a Quintana Roo.

LUCIANO NUÑEZ3

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