Mensaje dominical de Monseñor; No entristezcan el Espíritu Santo
Monseñor Pedro Pablo Elizondo brinda su mensaje dominical a los fieles católicos a quienes llama a no entristecer el alma.
“Cuando reciban la fuerza de lo alto, serán mis testigos en Galilea, en Judea, Samaría y hasta los últimos confines de la tierra”. Esta palabra del Evangelio de hoy se cumplió el día de Pentecostés. Muchas veces Jesús les había prometido la venida del Espíritu Santo y fue entonces cuando se cumplió. Cuando estaban todos reunidos en oración, junto con María como un solo corazón y como una sola alma, un fuerte viento llenó la casa donde estaban, unas lenguas de fuego se posaron sobre la cabeza de cada uno de ellos y quedaron llenos del Espíritu Santo y cambió totalmente su vida y su actitud. El miedo que tenían desapareció y salieron con mucha valentía, con mucha audacia a anunciar el Evangelio hasta el último rincón del mundo. Se convirtieron así en testigos de Jesús resucitado.
Queridos hermanos, nosotros también el día de nuestro bautismo recibimos al Espíritu Santo, el día de nuestra confirmación quedamos llenos del Espíritu Santo y ese Espíritu Santo actúa poderosamente sobre nosotros. Nos ilumina, nos habla, nos inspira para que sigamos el camino de Dios, el camino de la paz y de la santidad. Por esa presencia del Espíritu Santo en nuestras almas, nos convertimos en misioneros y testigos de la resurrección de Cristo. El Espíritu Santo nos impulsa a compartir con nuestros hermanos el tesoro de nuestra fe. Que importante recibirlo con un corazón sincero y generoso para poder seguir sus inspiraciones y sus mociones. Que importante es dejarnos guiar por el Espíritu Santo, para ser verdaderos hijos de Dios y testigos de la resurrección.
Cuando nosotros le hacemos caso al Espíritu Santo nos sigue impulsando y sigue presente en nosotros y cuando no le hacemos caso se queda callado, ya no nos dice nada porque es muy respetuoso y no nos quiere violentar y forzar. Él nos habla muy suave y quedito en nuestra conciencia, esa voz nos va diciendo lo que está bien y está mal. Cuando tenemos una duda sobre qué decisión tomar, debemos invocar al Espíritu Santo para conocer cuál es la voluntad de Dios y seguirla fielmente.
“No amordacen al Espíritu Santo”, decía San Pablo, no le tapen la boca, no lo entristezcan, porque él quiere llevarnos por el camino de Dios y hacernos buenos hijos del Padre y buenos amigos de Jesús. Sólo los que se dejan guiar por el Espíritu Santo, son verdaderos hijos del Padre y buenos amigos de Jesús. Son los que avanzan por el camino de la santidad y son los testigos luminosos del Evangelio. Cuando el Espíritu Santo está con nosotros, tenemos una gran paz, una gran alegría, y cuando no lo tenemos viene la tristeza, la inquietud, la falta de amor, las pasiones desordenadas y hacen presa en nosotros. Hagámosle caso a la voz del Espíritu Santo y no a otras voces que nos hacen perder el rumbo, la paz y caer en el pecado. ¡Ven Espíritu Santo, ilumina nuestras mentes para que conozcamos tu palabra, fortalece nuestra voluntad para que perseveremos en el cumplimiento de tu palabra y enciende nuestro corazón para que podamos compartir tu palabra con todos nuestros hermanos, para que podamos ser testigos luminosos de Jesús resucitado! Amén.
Pedro Pablo Elizondo Cárdenas L.C.
Obispo Prelado de Cancún-Chetumal