La comunicación en tiempos de crisis, escribe Luciano Núñez desde Pok Ta Pok

La forma en la que nos comunicamos ha sufrido el cambio más acelerado y radical al que hemos asistido en las últimas dos décadas. Se hacen y deshacen parejas y negocios por causa de un mensaje -telefónico o en redes sociales- mal entendido, no leído o, desdeñado. Y en el ámbito periodístico, las empresas se han ido amoldando a ese cambio para no morir frente las comunidades de redes sociales cada vez más grandes que alzaron su voz. Sin embargo, este medio no reconoce límites y navega en un limbo sin control y sin ley. El historiador y periodista Timothy Garton Ash afirma que los jóvenes estadounidenses y europeos obtienen entre el 30 o 40 por ciento de sus noticias en Facebook. “Cada vez más el periodismo es lo que ofrece Facebook”.

Nuevos roles

En este nuevo modelo han aparecido también nuevos roles de personas que se han asumido como periodistas por el hecho de opinar en nuevas plataformas o transmitir en vivo. ¿Pero es eso un ejercicio periodístico? En mi opinión: no. En todo caso, se llaman «influencer».

¿Por qué? En primer lugar, un periodista aplica –o al menos debería- muchos criterios para determinar qué es una noticia; tiene herramientas para estructurar cómo presentarla, cuya materia prima pasa por manos de un editor y una mesa de redacción que hace un análisis del enfoque; y después, se presenta a la ciudadanía. Ese proceso se ha visto trastocado por las transmisiones en directo, como sucedió semanas atrás con el caso del ciudadano ruso. Primero que nada: ¿abona informativamente hacer una transmisión en la cual los niveles de violencia superan hasta la ficción?, ¿se aplican ahí los criterios periodísticos? ¿Pondría Usted frente al alcance de sus hijos dichas escenas? Un verdadero periodista, empírico o titulado, no.

Caso Murdoch, el fin no justifica los medios
Rudolf Murdoch, magnate de medios.
Un caso que quizás ilustre los límites de la prensa sea Murdoch. En 2011 el diario The Guardian reveló que el tabloide News Of The Wold intervino teléfonos para obtener información. Tanto indignó a la sociedad la noticia que promovió un boicot contra ese medio, propiedad de Rupert Murdoch. Se abrieron dos investigaciones contra él y su hijo por su presunta implicación en los escándalos de las “escuchas”. Finalmente, el 10 de julio de ese año salió la última edición del diario en circulación desde 1843 y que tenía un tiraje de más de 2,6 millones de ejemplares.

En Quintana Roo hemos asistido a casos de medios que han violado derechos y garantías de las personas y que dejaron un mal precedente para la profesión. El actual gobernador, Carlos Joaquín, justamente, fue víctima de este descontrol.

En el caso de las transmisiones en directo, sería necesario emitir un manifiesto o lograr un consenso sobre lo que es “transmisible” y lo que no. ¿Es lícito volar un dron para obtener información que se transmite en directo, que viola el derecho de presunción de inocencia y la privacidad?

No es lo mismo –claro está- enlazar una conferencia de prensa del Fiscal a un suicidio en vivo o una lapidación en aras de obtener más “likes”.

Qué dice la ley

No se trata de eliminar al otro; la tarea de los nuevos periodistas digitales será comenzar a profesionalizarse y poder aplicar criterios para informar mejor y, así, construir una sociedad mejor y no caer en lo que en otros países se denomina “apología del delito”. En el Capítulo III del Código Penal de Quintana Roo, sobre la Autoría y Participación, el artículo 16 detalla la forma en que personas pueden intervenir en la realización de un delito: “quienes lo realicen por sí o quien dolosamente preste ayuda o auxilio al autor para su comisión; quienes intervengan en la planeación o preparación del delito”.

Después de lo que pasó en Cancún –convertida en Ciudad Gótica-, donde incluso las autoridades permitieron que se linchara un ser humano y, como consecuencia de esto, el que otro muriera, ¿era necesario transmitir en vivo? Pregunté desde este mismo espacio: ¿quién puso el cuchillo en las manos del ruso? Dejo la respuesta abierta para que cada quien saque sus propias conclusiones y analice en qué grado alentó este delito.

Vuelvo a los criterios que debe tener a la mano un verdadero comunicador que promueve los derechos humanos y la libertad. No se trata de ocultar o censurar, sino de construir una comunicación que sirva a la sociedad para tomar mejores decisiones en función del bien común. La morbosidad, ha quedado demostrado, sacó lo peor de la sociedad cancunense, pero de ninguna manera la representa en su esencia: gente trabajadora de todo México y el mundo que allí sembró sus sueños.

Propuestas

En España han avanzado mucho en los códigos deontológicos de las profesiones. Acerco aquí algunos puntos de interés:

* En el tratamiento informativo de los asuntos en que medien elementos de dolor o aflicción en las personas afectadas, el periodista evitará la intromisión gratuita y las especulaciones innecesarias sobre sus sentimientos y circunstancias.

* Se prestará especial atención al tratamiento de asuntos que afecten a la infancia y la juventud y se respetará el derecho a la intimidad de los menores.

* El periodista utilizará métodos dignos para obtener la información, lo cual excluye cualquier procedimiento ilícito.

En todas las carreras de comunicación se estudia ética, sociología, deontología, etc.; pero un maestro me dijo hace unos años para alumbrar mi camino: ¿Quisieras que tu familia vieran o leyeran esto que haces?

Pienso que la supervivencia del buen periodismo depende de la responsabilidad ética y respetar el derecho a los ciudadanos a ser informados verazmente, mediante el ejercicio digno de este oficio que necesita ir a lo más alto.

Una democracia sólida sostiene su peso en muchas manos, pero en lo que nos toca, las que están frente al teclado, deben ser manos profesionales y comprometidas primero, con hacer una sociedad mejor.

Luciano Antonio Núñez

Es técnico y licenciado en Comunicación Social, con postgrado en Opinión Pública por FLACSO y diplomados en La Salle Cancún. Trabajó en El Siglo de Tucumán, Argentina; agencia EFE México, Luces del Siglo y Periódico Quequi, donde actualmente es coordinador en el Sur del Estado. Fue director de Comunicación Social en Benito Juárez, Cancún.

Co-Fundador de Revista Dos Puntos y director general de Grupo Pirámide.

 

 

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