La cintura del Gran DT, escribe Luciano Núñez

Luciano Núñez

Una vez un tío me dijo que había jugadores “diferentes”. De esos que parecían ver el panorama de la cancha como si vieran el partido por televisión. Jugadores que tenían la capacidad de ver lo que otros, en posiciones muy similares, no veían. Así, cuando le pasaban el balón a ese jugador, éste sabía qué hacer con él: ponía un pase de 20 metros para dejar solo al goleador o, ubicaba una pared para despejar la jugada. “Son jugadores con oficio y mucha cintura”, me decía el fanático de San Lorenzo, como el papa Francisco. En la vida política también vemos que se necesita mucha pericia y cintura para acomodar los balones donde hacen que el equipo funcione mejor. Es lo que hemos visto con este gabinete que arranca funciones gubernamentales esta semana.

Gabinete azul

Después de una toma de protesta que materializó las esperanzas renovadas de un pueblo lastimado, herido y ofendido en muchas formas, el gobernador Carlos Joaquín decidió poner el movimiento el balón. Ha buscado abarcar tres frentes muy complejos como lo son los compromisos de campaña, las cuotas de los partidos y los técnicos, necesarios para equilibrar la balanza. En ese sentido, ha puesto a Francisco López Mena en la Secretaría de Gobierno, un puesto clave y que no ha tenido mayores discusiones por los antecedentes del Notario. A su vez, Juan Vergara es un técnico cercano al presidenciable Rafael Moreno Valle, también panista, lo que ha despertado, según la prensa nacional, el enojo de Ricardo Anaya al no ver representados sus intereses como aspirante en el gabinete entrante.

Otros panistas incluidos en el primer círculo de toma de decisiones son Rafael Del Pozo (Secretaría de Gestión Pública) y Rosa Elena Lozano Vázquez (Secretaría de Desarrollo Económico), entre las carteras más importantes en la estructura. En ese sentido, podemos decir que el gabinete se pintó de azul.  Sin embargo, el Sol Azteca ha alcanzado la cartera que suele ser trampolín político a través de Julián Ricalde, cuyos oscuros antecedentes -por todos conocidos- le mellaron el camino a la Secretaría general; también Gerardo Mora llegará a CAPA con el desafío de poner orden al tsunami de quejas que trae Aguakán. También hubo lugar para quienes, como apóstoles, dejaron todo para generar el cambio: Pedro Pérez, ahora en Sedaru y Jorge Portilla Mánica, en Sintra; y acaso el de mayor peso como jefe del gabinete: Miguel Ramón Azueta, todos ex priístas que buscaron otros espacios. Desde el PRD han dicho –eso sí por lo bajo- que como en el Arte de la Guerra, “Sólo nos sentaremos a ver cómo se equivocan para asumir más responsabilidades”. Acaso entre las designaciones más cuestionadas está en la Secretaría de Educación, con Marisol Alamilla, a quien acusan de doblar sueldos, aunque ahora se encuentre en período de jubilación. Un técnico que ha logrado crecer en su ámbito es Alfredo Arellano Guillermo (Secretaría de Ecología y Medio Ambiente), un profesional de carrera que ascendió durante el sexenio de Felipe Calderón.

La jugada del partido

¿Cuál ha sido la jugada del partido? El haber cumplido, como manda el manual político, con varios sectores: empresarial, académico, político y sindical; el haber honrado la palabra colocando las mejores piezas, aún bajo el costo de generar reacciones por el desbalance entre los aliados PAN-PRD. Quizás el clamor de los ciudadanos era tener a más técnicos que políticos, y aunque los hay, la naturaleza misma del poder obliga a buscar equilibrios en ese sector de la cancha.

Abonará a la gobernabilidad el haberlo hecho de esta manera, porque sencillamente el efecto centrífugo de los resultados de los primeros 100 días ratificará si el jugador se queda o pasa a la banca. El partido debe seguir siempre con los mejores elementos, cuando el adversario es un monstruo de 22 mil millones de pesos de deuda pública y falta de infraestructura y pagos a proveedores.

“Contra viento y marea”, parafraseando al discurso del gobernador, ha instalado un gabinete funcional que atiende a los cuatro puntos cardinales. El balón les llegó con la claridad de estratega, como un filtro del Pibe Valderrama en sus mejores años. Las expectativas son altas para la tribuna que clama goles. Para eso hay que jugar en equipo, soltar el balón, defender, dar el mejor aliento y sudar la camiseta. El balón ya está en juego y cada minuto cuenta.

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Luciano Antonio Núñez

 Es técnico y licenciado en Comunicación Social, con postgrado en Opinión Pública por FLACSO y diplomados en La Salle Cancún. Trabajó en El Siglo de Tucumán, Argentina; agencia EFE México, Luces del Siglo y Periódico Quequi, donde actualmente es coordinador en el Sur del Estado.

Co-Fundador y director general de Revista Dos Puntos.

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