Carlos Águila Arreola
Miércoles 23 de febrero del 2022.- En su informe “Ataques contra la Prensa: los países más violentos para el ejercicio del periodismo en 2021”, el Comité para la Protección de Periodistas (Committee to Protect Journalists, conocido como CPJ por sus siglas en inglés), con sede en Nueva York, señaló que México fue el segundo país del mundo con más homicidios de comunicadores el año pasado, solo después de la India.
Tres periodistas fueron asesinados en México por razones relacionadas con su trabajo en 2021, y el CPJ investiga las muertes de otros seis para determinar si están relacionadas con el quehacer periodístico. Los comunicadores no son las únicas víctimas de la violencia: hay niveles récord en homicidios dolosos. Es muy fácil culpar “a los gobiernos del pasado”, bastante más difícil explicar por qué, después de tres años, el problema persiste e incluso se agrava.
Hoy, el agresor del periodismo libre e independiente, y de las expresiones de opinión críticas, de disenso o cuestionamiento es Andrés Manuel López Obrador: para él los periodistas que no coincidan con su gobierno o su partido, o a quien no se le pongan rojas las palmas de las manos de tanto aplaudirle son enemigos públicos, y constantemente llama a sus simpatizantes a repudiar y descalificar a los comunicadores, poniendo el ejemplo.
Y la víspera, en su informe “Bajo riesgo: informe inédito sobre las deficiencias de los mecanismos de protección a periodistas en América Latina”, la organización Reporteros Sin Fronteras —con sede en Parías, Francia— reveló que en Mexico se registraron aproximadamente 58 por ciento de los asesinatos de periodistas en Latinoamérica de 2012 a 2021.
Expuso que en México, Brasil, Honduras y Colombia se reportaron 134 de los 139 asesinatos a comunicadores. En el caso del país, la organización reportó 81 periodistas sacrificados, sin incluir los cinco casos entre enero y febrero pasados… “la forma más visible y extrema de la censura que se aplica de facto contra la información en esos cuatro países”.
En el informe publicado el martes 22de febrero, también se lee otro tipo de agresiones contra periodistas son amenazas, secuestros, o detenciones arbitrarias en las que pueden enfrentarse a procedimientos judiciales abusivos, actos de espionaje o la destrucción de su material de trabajo. La mayor parte de asesinatos fue contra reporteros que cubrían noticias sobre corrupción, narcotráfico, violencia, seguridad pública.
El texto señala que integrantes de diversas dependencias figuran entre los mayores sospechosos de crímenes contra la libertad de expresión, agazapados en la Secretaría de la Defensa Nacional (la Sedena. el Ejército), la Fiscalía General de la República (FGR) y las fiscalías de los estados, citando datos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).
