Uso de IA en la educación debe ser con honestidad y prudencia: UAG

La Inteligencia Artificial puede ayudar a los estudiantes a encontrar materiales para estudiar, y, a los profesores a contar con un mayor número de herramientas educativas, pero esto debe realizarse con honestidad intelectual y con la debida prudencia para evitar conflictos por el uso de material que esté protegido por derechos de autor.


Así lo expresó el Dr. Guillermo Cambero Quezada, Director de Posgrados en Humanidades de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG), durante la conferencia virtual “El uso del ChatGPT en la educación y los derechos de autor”, que impartió a la comunidad universitaria.


Previo a su exposición, compartió algunos videos que muestran lo que es el ChatGPT, como el de la presentadora androide Nat de Radio Fórmula, así como diferentes versiones de personajes reales convertidos en androides manipulados con Inteligencia Artificial (avatares), como Donald Trump, Barack Obama, el presidente chino Xi Jinping, el Papa Francisco y otros personajes conocidos. Incluso la presentación de la charla fue hecha por avatares creados por el propio conferencista.


El ChatGPT y otras plataformas de Inteligencia Artificial son redes neuronales cibernéticas que contienen millones de millones de datos que responden a preguntas y órdenes específicas del usuario. La información contenida solo llega al año 2021, por lo que no consideran datos producidos después de esa fecha. Los programadores humanos de esta tecnología han tenido el cuidado de que la herramienta rechace consultas que contengan agresiones, fake news o peligros para la humanidad, explicó Cambero Quezada.


Las aplicaciones ChatGPT no son procesadoras perfectas, sus respuestas deben ser ponderadas por el usuario y la mayoría de ellas tienen costo, aunque hay algunas gratuitas. “Hay que entender que se trata de un negocio”, dijo.


Explicó que estas funcionan desde una computadora y cuentan con un “prompt”, o sea una ventana donde se escribe la pregunta o tipo de consulta y rápidamente en la pantalla aparece la respuesta. Si el usuario no está satisfecho, puede repreguntar, pedir más datos o dialogar con el ChatGPT, se le puede indicar que tiene un error y lo corregirá hasta entregar una respuesta satisfactoria.


Al mismo tiempo que procesa sus respuestas, la herramienta se retroalimenta con la información que produce y la que introduce el usuario mediante la web.


En cierta forma actúa como un buscador, con la ventaja de que no solo busca sitios y páginas en Internet, sino que reúne toda la información al respecto y elabora respuestas nuevas y construye ideas individuales.


El expositor recomendó ser muy claro y conciso en la redacción de consultas, y realizó varios ejercicios para mostrar la actividad del procesador, utilizando la versión 3.5 que es gratuita: le pidió a la procesadora que realizara un ensayo sobre la relación alumno-maestro y la modificó varias veces; también le ordenó que formulara un examen con respuestas de opción múltiple, un poema, una receta para diabético, un contrato de compra-venta de un inmueble, una receta gastronómica, le pidió a la herramienta que resumiera un documento PDF de 106 páginas, y otros trabajos.


También generó imágenes nuevas utilizando archivos de ChatGPT, generó logotipos y modificó rostros de personajes. En este punto, comentó que, aunque ninguna legislación contempla restricciones para las imágenes digitales, podría ocurrir que si estuvieran protegidas por empresas y entonces habría reclamaciones y eventuales problemas. Es un tema para legislar, pero lo mejor es evitar confusiones, por lo que recomendó ser muy responsables en el uso de la herramienta.


En cuanto al uso en la educación, afirmó que es improbable detectar plagios o copy paste, aunque existe el recurso de pedirle “su opinión” al ChatGPT si determinada forma de escribir corresponde a escritura humana o escritura artificial.


El tema de la Inteligencia Artificial no se limita al ChatGPT, ya está presente en numerosas actividades humanas y seguirá dando mucho de qué hablar, finalizó el Dr. Cambero Quezada.

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