Tres historias obreras del TLCAN, escribe @riclandero

Tortugas vs conejos
¡Ya nos fregamos!, fue la frase con la que inició la plática el director de la empresa, una fábrica que formaba parte de uno de los grupos más grandes del país en la producción de cajas de cartón corrugado, los obreros no entendíamos, eran los tiempos de Carlos Salinas, en la radio se hablaba de que la crisis estaba superada, la crisis era de un sólo dígito, por esa razón los aumentos al salario en el país no podían ser mayores a 9.9% porque afectaban la economía.
Les voy a explicar, continuó el director, el próximo año se abre el apartado del TLCAN para el cartón, y para que se den una idea, si nosotros juntamos a todas las empresas de este grupo, con todas las empresas de cartón del país, todas juntas con sus trabajadores y máquinas tendríamos el tamaño de la número cinco de Estados Unidos, pero viene a competir la cuatro, la tres, la dos y la uno, y no estamos unidos ni organizados, no vamos a poder competir.
Nos dimos cuenta de lo que implicaba esto, pero los obreros no sabemos qué hacer, esto es un tratado internacional y ni idea de cómo detenerlo, así que el compromiso es seguir trabajando y mejorar la calidad.
La reunión terminó, corrieron los años, la historia termina en que dicha empresa ya no existe.

No más lesiones para José.
Los obreros fueron notificados que el departamento que hacía utensilios (cuchillos, tenedores, coladores) sería cerrado, José sintió alivio, él tenía dos hoyos en el tabique de la nariz, causado por los vapores de ácidos que despedían las tinas para cromar los utensilios, que al paso de los años le dejó ese daño permanente, pero ese martirio acababa, seguramente ahora haría labores que ya no le lastimarían la nariz.. La fábrica líder en cosas para cocina veía las posibilidades del TLCAN no para llegar al mercado de EU, sino para incluir un porcentaje de manufactura a utensilios traídos de china y Brasil para ajustarlos al mercado, así que lo siguiente fue cerrar el departamento de sartenes, luego llegó el que fabricaba aluminio, hasta quedar reducido a una maquila de cosas chinas que impregnaban los mínimos al producto para entrar con los beneficios de la tabla de aranceles del tratado. José efectivamente descansó del vapor del ácido, él, junto a cientos de obreros fueron liquidados.

Somos un chingo y seremos más (si lo entendemos).
La marcha fue multitudinaria, salía del movimiento a la revolución para llegar al zócalo, la razón no era menor, se planteaba una nueva ley del IMSS que eliminaba el sistema de pensiones y se constituían las AFORES. Al ver la marcha pasar, Lorena pensó que si se unieran los trabajadores del gobierno esto sería imparable, pero esto no pasó, como no les afectaba (por el momento) ellos no actuaron, después el tiempo, como suele pasar en las historias de injusticia social, se encargó de cargar parejo con todos, las reformas al ISSSTE llegaron, se movilizaron los burócratas pero también estaban solos. Cada quien por su lado luchando como nunca, consiguieron lo mismo de siempre, que se impusieran las reformas a la seguridad social, que cambiara su destino laboral para siempre. Las fotos y nombres de aquellos diputados y funcionarios que actuaron directamente en estos procesos de degradación del sistema de bienestar en México, se fueron perdiendo entre torneos de apertura del fútbol, los mundiales, los escándalos de las estrellas del canal de las estrellas, y hoy se pueden sentar a la mesa de junto para dar una plática sobre ética y legalidad con la frescura alegre que siempre da el vivir pegado al presupuesto.

Todas las historias son reales, la ficción se queda corta con la realidad de los trabajadores en el país.

 

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