Las temperaturas invernales continúan y con ellas el incremento de enfermedades respiratorias.
El regreso del Covid-19 con su subvariante Pirola, el virus sincitial respiratorio (VCR por sus siglas), así como la Influenza A y B, son agentes virales que están provocando un gran número de enfermos con síntomas respiratorios como tos, rinorrea (moco nasal), estornudos, dolor poliarticular, dolor muscular, cefalea, fiebre y malestar generalizado en todo el cuerpo.
Es muy común salir a la calle o acudir a lugares concurridos y ver que hay muchas personas tosiendo, frotándose la nariz o estornudando. Pero lo más grave es darse cuenta de que la mayoría de esas personas no está utilizando cubrebocas.
En las escuelas existe un alto índice de contagios. Muchos niños enfermos que antes de sufrir lo más intenso de sus síntomas y dejar de ir a clases, ya contagiaron a varios de sus compañeros de grupo.
Sin embargo, aunque los síntomas de estas enfermedades son bastante severos e incapacitantes de forma temporal, por la naturaleza del virus que los causa, la gran mayoría no necesita tomar antibióticos.
Existe la mala costumbre de las personas de automedicarse y tomar antibióticos asociando una enfermedad bacteriana a la fiebre. Tristemente, también existe la mala praxis de profesionales que otorgan de manera indiscriminada antibióticos en estos procesos virales, bajo el argumento de que, si no funciona, tampoco hace daño. Situación totalmente errónea, pues el uso de antibióticos de manera innecesaria, afecta a la salud, prolonga la enfermedad e incluso causa resistencia bacteriana, haciendo que las bacterias ya no respondan a los tratamientos convencionales.
Pero el tema que en este escrito quiero abordar, es esa tos fastidiosa, insidiosa, que permanece por muchos días, incluso por semanas, después de un proceso respiratorio. Esa tos que no se cura de manera fácil, que no te deja hablar, que te impide dormir o realizar ejercicio. La tos que no se cura.
Pero antes explico por qué se presenta:
Después de un proceso respiratorio agudo alto (nariz y garganta), la mucosa (piel húmeda como la de la boca) que recubre la vía respiratoria se inflama y por ese proceso inflamatorio se empieza a producir moco.
Este moco, tiene dos vías de salida: Hacia adelante que es la más evidente por la nariz, conocida como rinorrea y hacia adentro la cual baja hacia la faringe y provoca un carraspeo constante que inflama la garganta.
Este moco que baja por la faringe se acumula en la parte baja en la epiglotis, provocando sensación de cuerpo extraño (como cuando te atragantas) provocándose el estímulo de la tos para liberar la vía respiratoria.
Es por tal motivo, que los jarabes conocidos como mucolíticos (para expulsar flemas) no funcionan y, por el contrario, condicionan más tos.
Los jarabes mucolíticos o expectorantes tienen la particularidad de volver más líquido o liviano el moco que se encuentra en los bronquios y así poder expulsarlos con facilidad al momento de toser. Sin embargo, si el moco se encuentra en la faringe, no sirve de nada, pero si provoca que el moco que fluye de arriba sea más líquido y en consecuencia se acumule más rápidamente en la faringe. En síntesis, cuando se utilizan jarabes mucolíticos inadecuadamente, producen más tos en vez de quitarla.
Entonces ¿Qué jarabe se debe usar para este tipo de tos?
Los antitusígenos son un buen remedio para la tos. La mayoría actúa anestesiando la mucosa y en consecuencia disminuyendo el estímulo de la tos.
Estos jarabes, deben ir acompañados de un antihistamínico para evitar la producción excesiva del moco y ayudar a la mucosa a desinflamarse. Pero es necesario que sean recetados por un médico, debido que algunos de ellos provocan elevación de la presión arterial y están contraindicados en los hipertensos. Así mismo, los antihistamínicos disminuyen la capacidad física para el uso de maquinaria, situación que puede favorecer sufrir algún accidente.
Mención aparte merecen los cuadros bronquiales como bronquitis, bronquiolitis, neumonía, crisis asmática, que también producen tos excesiva la cual casi siempre va a acompañada de dificultad respiratoria o falta de aire e incluso dolor de pecho.
Estas últimas patologías descritas, ameritan la valoración prioritaria o incluso urgente por parte de un médico. En ellas, el automedicarse puede condicionar una complicación que incluso puede llegar a ser fatal.
Este tipo de complicaciones son más comunes en los niños y adultos mayores. Sin embargo, pueden estar presentes en cualquier edad, sobre todo si hay factores de riesgo agravantes como enfermedades crónico degenerativas, inmunosupresoras, el uso de tabaco, vapeo o sustancias inhaladas.
Después de lo anterior, se puede concluir que la tos, en muchas ocasiones molesta, es un aliado en la liberación de moco, sin embargo, no es algo que merezca mínima atención y mucho menos automedicación.
Así mismo, los remedios caseros pueden ser de utilidad para los accesos de tos y cierto es que los cuadros se pueden autolimitar, pero no se debe perder de vista solo son remedios.
Cierto es que los jarabes para la tos se venden a libre demanda sin necesidad de receta (situación que no debería ser así) y que su uso puede ser de mucha ayuda, pero siempre teniendo en cuenta que debe ser provisional y que será necesaria la atención por parte de un profesional de la salud.
No te automediques. No minimices tus síntomas. Atiéndete a tiempo y evita complicaciones.