1. Dentro de unos pocos días estará con nosotros el Papa Francisco. Parece muy ilusionado con este viaje sobre todo queriendo permanecer unos momentos a solas con la Virgen de Guadalupe y palpar la vibrante fe del pueblo mexicano. También el pueblo mexicano está muy emocionado y expectante. Ya se distribuyeron todos los boletos para acudir a los eventos masivos, pero muchos siguen pidiendo boletos y esperan de alguna manera poder estar cerca y ver y oír personalmente al Santo Padre Francisco.
2. Hoy en el Evangelio vemos como Jesús escoge, de entre otras barcas, la barca de Pedro. Desde ahí enseña a la multitud. Luego le dice a Simón Pedro: “rema mar adentro y echa las redes para pescar”. Pedro lanzó aquellas redes confiado en la palabra de Jesús y entonces se produjo la pesca milagrosa. La barca de Pedro es el símbolo de la Iglesia: donde está Pedro ahí está la Iglesia. Jesús le manifestará después: “Tu eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”. La Iglesia de nuestro Señor Jesucristo es por tanto, la Iglesia de Pedro y la Iglesia del Papa, sucesor de Pedro. Jesucristo siempre está presente en la barca de San Pedro.
Muchas veces se levantan los vientos y azotan las tempestades contra la barca de Pedro. Pero Cristo, aunque parezca dormido, siempre está ahí. Cuando los apóstoles lo despiertan asustados por los vientos fuertes y la marejada de las olas, Jesús se levanta sereno y calma los vientos y las olas. Jesucristo está siempre en su Iglesia para defenderla de todos los ataques y para hacerla fecunda con su gracia. La Iglesia sigue adelante, entre alegrías y tribulaciones, realizando su misión evangelizadora: curando, santificando y ayudando a los hombres a encontrarse con Dios. Es el Espíritu de Cristo que la hace crecer y dar frutos abundantes.
3. El papa Francisco tiene el gran carisma de sacudir las conciencias y tocar los corazones para moverlos a la conversión. La conciencia de México necesita la visita del Papa, para reconocer con sinceridad la corrupción la injusticia que sufre y la falta de amor que vive y sufre. El corazón de México necesita que el mensaje del Papa lo toque y lo atraviese y le ayude a cambiar sus actitudes. México necesita la visita del Papa para cambiar su corazón y hacer que la fe vibrante y fervorosa del pueblo mexicano se vuelva más viva y operante, más concreta y práctica, y así nuestro México sea un país más justo, más equitativo, menos corrupto y más misericordioso.