No le funcionó la traición, escribe Julio César Silva desde el Palco

El año pasado, cuando en el ambiente se intuía el inminente triunfo del actual gobernador de Quintana Roo Carlos Joaquín González, hubo funcionarios municipales y estatales salientes que buscaron, trataron de salvar el pellejo.
Sabían que sus manos estaban metidas en todas las irregularidades que se sospecha ocurrieron en beneficio de quienes hoy tienen procesos de investigación en marcha o acciones judiciales que ventilan en prisión.
En su Primer Informe el Gobernador dijo que son 50 los ex funcionarios investigados, algunos de los cuales ya están en la cárcel, incluyendo a su antecesor, Roberto Borge Angulo, quien enfrenta un proceso de extradición en Panamá donde está detenido.
Dentro de la lista de los 50 están algunos que pretendieron salvarse traicionando a su equipo. Creyeron que el manto de Carlos Joaquín es como el de Andrés Manuel López Obrador, que todo purifica con tan solo tocarlo.
Perdonarlos por un supuesto acto de contrición hubiera sido la continuación de la impunidad.
Carlos Joaquín ha dicho en reiteradas ocasiones que “el que la hace la paga” y todo parece indicar que así será, pues aquellos que pretendieron salvarse filtrando información de irregularidades de las que eran partícipes están también en la lista de los que tienen orden de aprehensión.
Uno de ellos es el ex tesorero municipal de Solidaridad, Jesús Gabriel Castro Cárdenas, quien aspiraba a sustituir de manera interina a Mauricio Góngora Escalante en la presidencia municipal de Solidaridad, cuando éste, como ocurrió, solicitara licencia para ser candidato a gobernador.
Sin embargo, la decisión se inclinó hacia su concuño, Rafael Castro Castro. Dolido, buscó vengarse y una de las maneras fue, primero, cortar comunicación por lo menos con Góngora Escalante y después entregar información al PAN y a medios de comunicación de la ciudad de México sobre las irregularidades de las que tenía conocimiento y en las que había participado. Creyó que así se protegía.
Fue el delegado nacional del PAN en Quintana Roo, Juan Pablo Adame, quien hizo la primera denuncia pública sobre las irregularidades en Solidaridad, durante una conferencia de prensa en la ciudad de México en plena campaña electoral.
Lo hizo basado en documentos que le entregó Castro Cárdenas, quien también fue el artífice de enviar la información que difundió en su noticiero Denisse Maerker sobre la creación de empresas “fantasmas” en la administración de Góngora.
El candidato priista a la gubernatura tenía claro que Castro Cárdenas era el responsable de entregar esa documentación a sus adversarios.
Quería salvar el pellejo y por eso, incluso, antes de la definición de las candidaturas al gobierno del estado, fue por lo menos a una fiesta de bautizo de uno de los hijos de un prominente integrante del gabinete de Carlos Joaquín.
Quería salvar el pellejo, pero no lo consiguió.
Hoy, al igual que su ex jefe y concuño y otros dos ex funcionarios de la administración municipal anterior de Solidaridad tienen, según trascendió orden de aprehensión.
No le funcionó la traición.

Platea
Dicen que el papá de Juan Pablo Guillermo Molina, ex secretario de Finanzas del gobierno del estado, hizo lo mismo que Castro Cárdenas, buscando la absolución de su hijo. ¿Lo habrá logrado?

 


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